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No es de más mencionar que cualquier droga inducida al cuerpo produce daño. Si algún tema se ha prestado desde siempre a polémica, ese es precisamente el del consumo de drogas, en especial el famoso Éxtasis. Ninguna droga había causado tanto impacto ni había tenido tan considerable aceptación entre los jóvenes como esta clase de pastillas que vienen en múltiples colores y que están estrechamente vinculadas a la nueva cultura juvenil. Considerada como el top de las drogas en cualquier discoteca, rave o fiesta de Estados Unidos, Europa, y ahora, México, el éxtasis o la MDMA ( 3,4-metilendioximetanfetamina), parece combinar los efectos estimulantes de unas con los alucinógenos o psicodélicos de otras. Quien ingiere una de estas pastillas empieza a sentir sus efectos media hora después. Por su capacidad estimulante del sistema nervioso central, la mayoría experimenta un aumento de energía y una sensación de euforia y de felicidad. De pronto se es amigo de todos y se crea una sensación de camaradería, de proximidad con el otro, que propicia la comunicación y las manifestaciones de cariño. Después de ocho horas y pasadas más, los efectos van cambiando. Por desgracia, el cuerpo produce tolerancia a esa sustancia, por lo que la persona necesitará mayores dosis para buscar los mismos efectos. La pastilla a menudo es utilizada como puente para el consumo de otras drogas, lo que empeora el cuadro. Extasis sólo conlleva riesgos menores si se comparan con los del uso de otras drogas, otros recuerdan que las pastillas suelen ser la puerta de entrada al mundo de estimulantes y alucinógenos más poderosos. La DEA, para evitar esta situación, prohibió, en noviembre de 1986, cualquier derivado de la anfetamina, e incluyó al Extasis en la Lista I de las drogas prohibidas en Estados Unidos. Según algunos expertos, una etapa de agotamiento de la moda, lo que no significa que hayan dejado de ser una opción para una gran cantidad de jóvenes dispuestos a seguir la fiesta. Por ende, muchas personas que consumen esta droga y han tenido estas experiencias las describen como gratificantes son saber la gravedad de los efectos que produce y por ende, la ventana a otras drogas. En cientos de discotecas o fiestas raves de Europa y Estados Unidos, este y todos los fines de semana, miles de jóvenes celebran en grande bailando hasta que el cuerpo aguante, lo que generalmente ocurre, si se ha ingerido Extasis, después de muchas horas e incluso días de continuada fiesta. Desde la aparición del LSD en los años 60, ninguna droga había causado tanto impacto ni había tenido tan considerable aceptación entre los jóvenes como esta clase de pastillas que vienen en múltiples colores y que están estrechamente vinculadas a la nueva cultura juvenil que empezó a gestarse a fines del milenio junto con el surgir de nuevas formas musicales, especialmente de origen estadounidense y británico, que tienen en común su origen techno pero que se fragmentan en tantos estilos (acid-house, garage-house, trance, jungle,…) que ni los mismos autores terminan de ponerse de acuerdo a la hora de una clasificación. Aunque las pastillas empezaron a consumirse en Europa por el año 1986, (en Estados Unidos ya eran conocidas en entornos estudiantiles y musicales desde 1978) no fue sino hasta 1990 que comenzó su masificación en un proceso que alcanzaría su cúspide en 1995. Ya desde 1997 empieza, según algunos expertos, una etapa de agotamiento de la moda, lo que no significa que hayan dejado de ser una opción para una gran cantidad de jóvenes dispuestos a seguir la fiesta. En Venezuela se conocen desde hace algunos años cuando sólo eran consumidas por pequeños grupos de iniciados, especialmente jóvenes que viajaban con frecuencia y que tenían contacto con lo que acontecía en otras latitudes, tanto en materia musical como de estimulantes. Pero lo que era dominio de unos pocos se ha ido popularizando al punto de que actualmente, y según palabras de funcionarios de la División de Prevención de Drogas del CTPJ, es la droga top de las discotecas. XTC o Extasis es el nombre con el que finalmente saltaría a la fama la MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina), después de haber recibido otros apelativos desde que empezara a utilizarse, con fines más bien terapéuticos y espirituales a principios de los ochenta. Por esa época se le conocía como Adam (alterando el orden de las mismas siglas del compuesto), para luego ser nombrada essence, clarity, empathy y, finalmente, cuando ya se apresuraba a conquistar mercados, ecstasy. Con los años, el nombre no sólo se refiere al compuesto MDMA sino que abarca a otros derivados de la anfetamina como la MDA, la MDEA y la MBDB. Tal proliferación de sustancias para un mismo nombre tiene una explicación: la anfetamina, que es la molécula de la cual se deriva todo este tipo de drogas, es susceptible de cientos de modificaciones que generan a su vez distintos productos que, dependiendo de donde se hayan introducido los cambios, pueden tener efectos similares. Es el caso de todas las que se acaban de nombrar, pero también de otras que suelen usar los jóvenes y que se conocen como DOM, DOB y 2CB (mucho más potentes y que producen efectos alucinógenos en dosis muy bajas). En cierta manera la introducción de estos pequeños cambios en la estructura de la molécula se hizo para evadir la prohibición de las autoridades estadounidenses que ya desde 1970 hacían referencia específica a determinados tipos de drogas. Así, si se introducía una pequeña variante, se tenía una droga distinta pero con similares efectos, que no era ilegal por un cierto tiempo. Esta capacidad de renovación hizo que algunos las llamaran drogas de diseño, aludiendo a que casi se podían fabricar a la medida del consumidor. Sin embargo, la DEA, para evitar esta situación, prohibió, en noviembre de 1986, cualquier derivado de la anfetamina, e incluyó al Extasis en la Lista I de las drogas prohibidas en Estados Unidos; es decir, en la categoría de las más duras, las que se consideran más peligrosas y que no tienen ningún uso terapéutico aceptado, como la heroína y el LSD. También se habla de drogas de síntesis cuando se hace referencia al Extasis. Y ello porque, a diferencia de las drogas ilegales hasta ahora más populares como la cocaína, la heroína y el hachís, que se extraían del mundo vegetal, esta nueva camada de sustancias se genera en laboratorios a partir de productos químicos. Y si bien Extasis es la más popular, existen otras variedades pertenecientes a otros grupos farmacológicos, entre las cuales las más conocidas son la feniciclidina y la ketamina o special K (potentes anestésicos de efectos amnésicos), la metacualona, GHB y la efedrona, varias de ellas ya presentes en los ambientes dance de Caracas y otras ciudades del país. Una de las razones del éxito de la familia del Extasis sobre todas las demás, radica en que, a diferencia de sus parientes, parece combinar los efectos estimulantes de unas con los alucinógenos o psicodélicos de otras. Algunos hábitos han cambiado en lo que concierne a divertirse un fin de semana en Caracas. Encuentros raves (que ya están perdiendo auge) y fiestas particulares celebradas en distintos lugares de la ciudad se unen a las opciones que ofrecen las discotecas para bailar durante horas y horas en jornadas que muchas veces duran todo el fin de semana. Guiados por un disc-jockey que hace las veces de maestro de ceremonia, miles de jóvenes bailan incansablemente al ritmo repetitivo que marcan los nuevos estilos musicales. El agua no puede faltar, lo que ha motivado que en muchos lugares nocturnos su precio se eleve a razón de la creciente demanda. Y no puede escasear no sólo porque el Extasis es incompatible con alcohol, sino porque se debe evitar el riesgo de sufrir una fuerte deshidratación. Quien ingiere una de estas pastillas empieza a sentir sus efectos media hora después. Por su capacidad estimulante del sistema nervioso central, la mayoría experimenta un aumento de energía y una sensación de euforia y de felicidad. De pronto se es amigo de todos y se crea una sensación de camaradería, de proximidad con el otro, que propicia la comunicación y las manifestaciones de cariño. Después de ocho horas desaparecen los efectos y se vuelve a las relaciones distantes propias de personas que no se conocen entre sí. Como toda droga, tiene efectos adversos: sequedad en la boca, sensación de calor, sudoración excesiva, aceleración del ritmo cardíaco, rigidez en la mandíbula, escalofríos, amnesia temporal, inquietud y aparición de pensamientos extraños. Sentimientos de depresión y apatía pueden aparecer al poco tiempo. Efectos que los médicos llaman persistentes serían: fatiga, dolores musculares, insomnio, pérdida del apetito y algunas deficiencias cognitivas como dificultad para concentrarse y pérdidas de la memoria. Problemas más graves se han reportado; en especial, insuficiencias hepáticas, algunos accidentes cardiovasculares y, sobre todo, lo que los médicos llaman "golpes de calor" o hipertermia, que ponen en peligro la vida (varios han muerto por esta causa) y que suceden al calentarse desmedidamente el cuerpo como consecuencia de una exposición excesiva a un fuerte calor (lo que puede ocurrir en los ambientes cerrados con mucha gente alrededor bailando) y de una alteración en los mecanismos de regulación de la temperatura del organismo. También se han reportado casos de muerte, aunque en porcentajes muy bajos, por hiponatremia (insuficiencia de sodio en la sangre), que pueden deberse, paradójicamente, a un consumo excesivo de agua. Si se comparan las declaraciones que funcionarios del CTPJ dieron hace sólo un año a la revista Primicia, con las que se obtuvieron para este trabajo, se puede concluir que, en efecto, hay indicadores que permiten suponer que el consumo de Extasis ha pasado de ser una exclusividad de niños bien para convertirse en una de las opciones más utilizadas en los templos de baile caraqueños. En aquella oportunidad, la comisario Odalis Caldera afirmaba: "de Extasis, acá, no tenemos tráfico". Hoy, José Blasco García, jefe de la División de Investigaciones de Drogas del mismo cuerpo policial, afirma que si bien lo de las pastillas no alcanza la magnitud del problema que representan otras drogas, ya se han realizado los primeros decomisos, algunos de poca magnitud el año pasado, y recientemente, el más grande, en el aeropuerto internacional de Maiquetía, donde se capturó un lote de 2.335 pastillas que, curiosamente, llevaban inscrito el logotipo de un conocido laboratorio farmacéutico. "Generalmente provenían de Alemania y Holanda, pero ahora es de México que están llegando para acá, quizás porque el precio es más barato", precisa Blasco, quien además reconoce no saber con exactitud la magnitud del consumo, pues todavía no hay cifras ni estadísticas al respecto. "Es probable que haya mucho, pero no tenemos datos y por ahora sólo podemos guiarnos por los decomisos y por los informes que han preparado los servicios de inteligencia de la policía. Sabemos que existen grupos dedicados al tráfico pero el seguimiento no nos ha permitido establecer que se trate de bandas organizadas. Por lo que se ha investigado también es posible que se estén utilizando otras drogas aunque no hay evidencias de penetración". Pocos días después de las declaraciones de Blasco, la prensa resaltaba que en una quinta del Country Club, donde se estaba realizando una fiesta rave, fueron decomisadas 69 pastillas de Extasis. En el lugar estaban presentes 210 personas, la mayoría profesionales universitarios, que fueron convocados a través de Internet y tarjetas de invitación con el propósito de disfrutar "una experiencia a través del tekno ácido". La fiesta se llamaba Euphoria. Igualmente reveladoras son las declaraciones recogidas en la División de Prevención de Drogas en donde, por cierto, ya están tratando a los primeros dos pacientes con problemas de adicción relacionados con el consumo de las pastillas. "No hay fiesta donde no haya Extasis. Ya ha sustituido a la cocaína en las discotecas de Las Mercedes", afirma un vocero de ese departamento, para luego pasar a contar cómo se obsesionó uno de los dos jóvenes, de 16 y 17 años, que están recibiendo ayuda en el lugar. "Las probó cuando fue a un retiro espiritual organizado por unas monjitas. El nos cuenta que un compañero le daba unas pastillas de color anaranjado para que se quitara el sueño y pudiera estar activo. Después las siguió tomando en fiestas y lugares nocturnos. Nos dijo que con el pago de la entrada a una discoteca de Las Mercedes, estaban incluidos dos tragos y una pastilla, que podía tomar él mismo directamente porque estaban colocadas sobre una mesa para que seleccionara el color que más le gustara. Todo por 10.200 bolívares". Es opinión compartida por los integrantes de la división que si bien existe una controversia en torno a que si es adictivo o no el consumo de Extasis, para ellos no existe ninguna duda: el cuerpo produce tolerancia a esa sustancia, por lo que la persona necesitará mayores dosis para buscar los mismos efectos. Destacan, además, un problema mayor, y es que la pastilla a menudo es utilizada como puente para el consumo de otras drogas, lo que empeora el cuadro. Coinciden con Blasco en cuanto a que el problema existe pero no está estadísticamente demostrado. "Ni siquiera tenemos información de lo que sucede en los hospitales, donde seguramente ya deben tener casos relacionados con el consumo de las pastillas. Ellos sólo reportan los casos de sobredosis cuando hay muertes, pero no están preparados para reconocer los efectos del Extasis y, en general, no trabajan en conexión con la policía, como en otras partes del mundo". No sólo los hospitales son tomados desprevenidos en esta nueva realidad, la Comisión Nacional Anti Drogas, a juicio de los mismos funcionarios, no tiene ningún plan para combatir el uso de las party drugs, lo que hace más difícil realizar una campaña preventiva al respecto. Y no sólo se trata de Extasis. Según ellos, en las zonas del oeste de la capital, especialmente en el 23 de enero, cada día es más frecuente el consumo de ICE, otra droga de síntesis que viene en forma cristalizada y que es mucho más adictiva y produce mucho más daño por tener mayor concentración de químicos en su preparación. Si algún tema se ha prestado desde siempre a polémica, ese es precisamente el del consumo de drogas. En el caso específico de los peligros que conlleva consumir Extasis las posturas se han polarizado. Más allá de posiciones extremas que pueden llevar tanto al alarmismo indiscriminado y contraproducente como a la conducta complaciente e irresponsable que significaría subestimar los riesgos del consumo, los expertos señalan que se impone un tratamiento objetivo e inteligente del problema para enfrentarlo en toda su complejidad. Y aunque muchos insisten en que tomar Extasis sólo conlleva riesgos menores si se comparan con los del uso de otras drogas, otros recuerdan que las pastillas suelen ser la puerta de entrada al mundo de estimulantes y alucinógenos más poderosos. Por eso ya desde hace años se viene hablando en países europeos y en Estados Unidos del gran peligro que representan los denominados cocteles de drogas. Son los casos cuando se ingiere Extasis con otras sustancias para lograr efectos determinados, en infinidad de combinaciones (algunas hasta incluyen Viagra) cuyos efectos son todavía difíciles de determinar y que, por los nombres de los químicos involucrados, más que recetas para el disfrute parecen fórmulas seguras para sufrir un infarto al corazón. La situación es todavía más preocupante cuando quien ingiere las pastillas a su vez toma otros fármacos para el control de algunas enfermedades, como es el caso, por ejemplo, de personas con VIH, que controlan el virus con la ya conocida terapia triple. Por supuesto que para las autoridades de prevención no hay duda posible. Su respuesta ante la situación es concluyente: "Toda droga introducida al cuerpo produce daño".

Source: http://www.mty.itesm.mx/dae/cat/d_extasisdefindesemana.pdf

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