PONGAMOS LAS AGENDAS EN HORA * Amelia Valcárcel **
tras venimos de la paz de Westfalia. Así,
sin matiz alguno. O, dicho en otros tér-
opción que reconstruir toda la trayecto-
origen. Voy a ser larga. Pero nos convie-
sido una paz dificilísima de conseguir.
menzando por la llamada de las damas 1.
Pero ninguna paz bastaba, como tampo-co ningún principio. Las guerras que ce-
rraba la paz de Westfalia llevaban abier-
tas más de un siglo. ¿Qué cerraba la paz
cosa desagradable, hoy vamos a hablarde fechas y espacios, de tiempos y espa-
temberg se inicia una revolución en Ale-
cierto, pero no demasiado divergentes.
en cada país en terribles guerras civiles,
unidad doctrinal a toda costa y comien-zan a perseguir a cualquier elemento
pacio-tiempo. Si habláramos con otragente, de otros continentes, no sabría-
* Trascripción revisada por la autora. ** Amelia Valcárcel es Catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación aDistancia (UNED) y Consejera de Estado. 1
Paz de las Damas porque en sus inicios diversas reinas, hermanas y familiares de los primeros conten-
dientes se reunieron a fin de encontrar algún armisticio; lograron uno, por eso aquella primera paz fue lla-mada así.
primero y el proceso de Sevilla después;
man alumbrados. A nadie le quedan,
das sus guerras como guerras civiles.
ras. Y Felipe II decreta el cierre de las
zado las más terribles, hasta la segunda
universidad foránea, podrá venir a ense-
ñar a las universidades españolas, aun-
que sea una persona de solvencia católi-ca reconocida. Este país se transforma
Esa es nuestra tradición, por si acaso al-
en una autarquía intelectual. Este país
guien cree que lo nuestro viene de serie.
guerras de religión se supo por qué em-
denomina a sí mismo Rey Planeta, por-
que en sus dominios el sol no se pone.
Este país gastará toda la enorme aferen-
bajo ella lo único que había eran distur-
bios civiles y ambiciones políticas. Pero
táis alguna, que ya son ganas, pues aho-
qué raro, fíjense. qué rara se hizo esta
esa plata se lo gastará la Corona en in-
tentar frenar la Reforma protestante.
nuestros poetas en el siglo XVII. Nace en
porque con él se están pagando los ejér-
¡ay dolor!, está en manos de los protes-
paga él, Carlos. A ver si me entiendo: el
el Rey Sol, para dejar al planeta en su si-
un ejército protestante. O sea, que a diez
años del inicio el lío ya es monumental y
Bien, en realidad alguien, Francia, quie-
A medida que el siglo avanza, el XVI, y la
mente aquí y allá, la gente ya, como en
guerras, traer la plata americana, dárse-
zó, sí, por la Reforma, pero al final todo
contado, tener bancarrotas continuas.
gan a ejércitos luteranos, para que estos
la flota del oro, que viene una vez al año,
sus tronos, o cortar su influencia en Italia,
o cualquier otra maquiavélica partida.
Al final es una cuestión de estrategia y
real? Los corsarios ingleses y franceses,
al pairo hasta que pase la flota del oro,
a éste: cuius regio eius religio, es decir,
mares no son seguros, la piratería es le-
que la religión que sea la del rey, sea la
de sus súbditos y no haya, por tanto, li-
bertad religiosa, sino que, si te tocó rey
la pierna cortada y sin un ojo—, no: son
católico, tú católico, si te tocó rey refor-
se acaba con las querellas internas. Fijé-
contrario del principio de tolerancia. Es
sea tuyo, esto es, de la enseña de tu mo-
un principio cerrado: cuius regio eius re-ligio, se acabó. Aún así, no funciona.
¿Cómo? Porque la geopolítica sigue y se
den de la Jarretera, no cualquier cosa.
corona hispánica, del Rey Planeta, con
nos, había más de tres y cuatro genera-
rios, que jamás habían conocido la paz.
dente. Esto es, si en efecto, en la hostia
está verdaderamente el cuerpo de Cris-to o simplemente Cristo nos dijo que hi-
hiciéramos como si fuera Él el que estu-
clamaba: «¿Cómo podía tener este hom-
cuerpo. Esto nos parecerá una fruslería
¿cuál otra iba a poder tener según esta-
que tenían más claro. Se pasaban el día
violación y asesinato; en la guerra todovale, toda la legalidad está interrumpi-
da. Toda la moral está interrumpida.
jante contexto, es un poco pequeña.
lía, todo se hacía. Estos ejércitos merce-
narios lo hacían. Y no querían acabar la
guerra, en absoluto, vivían de ella. En-
tonces, ¿para qué vas a cultivar si no sa-
su última parte, fue la peor. Fue la llama-
bes si vas a recoger? Territorios enteros
da guerra de los Treinta años. Fue es-
pantosa. La gente ya no sólo no se acor-
gente. Sin nadie. La gente llegó a desen-
día pararlo porque —esto nos sonará—,
quiera, que sólo eran candidatos a ejér-citos mercenarios, y que no querían quela guerra acabara nunca, porque era sumodo de vida. O dicho en otros térmi-
declaran reino sin rey a la espera de en-contrar uno que se les apetezca. Tenían
Westfalia, y se acabó esta terrible gue-
rá por basar la convivencia democrática.
esta bonita innovación política, produje-
El primero: la religión no es superior al
ron otra que fue la libertad de imprenta.
poder político, es un asunto privado. Se-
gundo, la política es una asociación es-
cosa y sólo después de impresa se deci-
dirá si es legal o no; se acabó la censura
sometida a reglas: John Locke o Tho-mas Hobbes. Esta es la gran novedad:
guien no sabe si algo va a ser bien reci-
bido, lo manda de tapadillo a Holanda.
queda es que aquello que era la religión,
pues mira qué bien. Que lo tiene,. ¡Id a
nos hace ir al cielo, parece que no sirve
para vivir en la tierra; por lo menos si la
religión se hace directora de la política.
Por tanto, la religión ha de ser conside-
la obligación de tolerarse entre sí. El Es-
Pero si estableces el principio, estable-
quía rara porque es, durante largo tiem-
do el principio de tolerancia, ha estable-
po, una monarquía sin rey. Sí, los holan-
cido el principio de la supremacía de la
mo dixit» y otro replicavit. No. Hay un
por lo tanto, en su orden, demostradas.
Así funciona la razón, así ha de funcio-
nar el saber y la ciencia. Todo lo que he-
ción hay que someterlo a esta nueva luz.
como vía de gobierno, sino la razón hu-
Porque puede ser que de la tradición ha-
quirir el lugar central, el lugar de la luz.
¿Quién nos puede ayudar? El uso de larecta razón. ¿Quiénes? Descartes, Loc-
ras. No es que ellos nos tuvieran previs-
heredado? Si no aparece la ilegalización
tas, es más, no creo ni siquiera que les
de la tradición que es el cartesianismo,
sotras ilegalizamos la tradición y deci-
mos que hemos sido sometidas secular-mente por obra de un abuso o un maluso. Eso es lo que venimos afirmando ydesplegando desde hace tres siglos.
Descartes dijo aquello de que «hasta lasmujeres» porque entendía, además, que
dición, de esa del «utrum sí» «et ali-quando», pero tenían, decía, buen jui-
cio, bon sense, como cualquiera. Y en
tanto que tenían bon sense, les podía
ba!, pero mirémoslo por la buena parte.
con bon sense, la resolverían 2. Si Des-
escolásticos, primero, escribiendo utrum
Descartes está poniendo el lugar teórico
sí, si quando, ut ali quando; ni «Ansel-
La primera vez que yo percibí esto lo hice con Celia Amorós. Estábamos, hace tantos años, carentes de
noticias sobre la tradición propia. Debíamos hacer de detectives. Y así leímos a Descartes, con la lupa.
Moliere que lo que ellas mismas hacían.
ños del cartesianismo. Y sí lo hubo. El
compelido a volver a poner Las mujeressabias, o La academia de las damas, o
a la tradición política a la que llamamos
Las preciosas ridículas; últimamente co-
feminismo, es De la igualdad de los dossexos de Poullain de la Barre, que es un
no, no está el horno para bollos. Lo que
en la segunda mitad del XVII, De la igual-dad de los dos sexos y también De laeducación de las damas. Son dos obras
importantísimas. En De la igualdad de
glo XVII para esos bollos claro que esta-
los dos sexos, argumenta en efecto, que
ba el horno, es más, era lo que el horno
deseaba oír y aplaudir. Había que quitar-
les ínfulas. «Éstas están corriendo de-
todo. Y en De la educación de las da-mas, en realidad De la Barre no habla dela educación de las damas, sino que
levantar para comer, había un obstáculo
rones inspirados por Dios tienen todosgrandes aficiones a ponerse cosas en la
Vamos a las fechas, que son interesantí-
simas: Veinte años después de la paz de
Barre, muchísimas, un éxito inmediato.
la vía del ridículo. Esta es siempre una
gión, sea la iglesia luterana, baptista, ca-
tólica, si bien la católica cierto que con
más afición. Pero siempre hay otro fren-
res son los buenos y cuáles no son, qué
la palabra de la época, esprit, l’esprit es
más que inteligencia. L’esprit n’ai pas desexe. Esto es lo que nos hace humanos
histórico, que en cuanto un mínimo des-
con la tradición, con el ridículo, con la
tello de libertad para las mujeres apare-
religión y con la hipocresía moralista es
ce, el frente moralista se activa en con-
ben a Descartes y al racionalismo carte-siano. No es poca cosa.
Las mujeres pocas veces en sus vindica-ciones se encaran a un frente político
que les diga política y rotundamente no.
Se enfrentan primero al ridículo, porque
cho posible al feminismo?, ¿qué ha he-
cho el feminismo? Miremos Las Meni-
después aparecen los moralistas, si el ri-
nas. Ninguno de sus personajes puede
siempre es el mismo: si tales o tales co-
se de él. Entonces es cuando se ve. El fe-
que hizo toda la teoría política europea,
poco a distancia y decir, «mira, esto es
lo que pasa». Ese pequeño paso es elenorme salto teórico que va de las so-
¿Qué es el feminismo y ha sido? Pues lo
jer, dice, no es nada diferente de ser va-
rreflexión, a poder verse y juzgar desde
tó seguir ese paso, pero lo siguió bien,
nismo es el hijo, la hija si queréis, más
porque la inteligencia no tiene sexo y no
do previamente. Existe una enorme lite-ratura y debió existir un debate aun ma-
En cuatro cosas, dicho con brevedad.
Una teoría que dice lo que es relevante ycómo ha de ser interpretado el mundo.
de la filosofía barroca. Pero es en el Si-
tópica (el lujo, el gusto, las artes y las
dirigidas. Pero este último aspecto no se
ciencias, la superstición, los textos sa-
como polémica la igualdad de ingenio ytrato para las mujeres. El XVIII, que es el
Más de tres siglos, en tres grandes olas.
les, es también la fuente de nuestro ho-
rizonte político e incluso del horizonte
Poulain de la Barre, en su De la igualdadde los dos sexos a la Vindicación de losderechos de la mujer de Mary Wollsto-
necraften 1792. Más de un siglo. Esta es
la primera ola del feminismo. Se caracte-
riza como conjunto teórico-explicativo,por una base en el racionalismo cartesia-
no y una expresión política lockeana.
vos panfletos, escritos, etc., de este si-
glo y pico están llenos de sus suposicio-
nes y su terminología. Esta primera fase
siglo XIII. En los albores de la Baja Edad
en las bibliotecas se producirán avalan-
de pequeños folletos, que constituyen la
formas civilizatorias bajomedievales, na-
polémica feminista durante el siglo ilus-
bre de Amor Cortés. En tal entorno surge
una literatura peculiar que llamaré «dis-
es la que resume Calderón en El Alcaldede Zalamea: «Puesto que de ellas nace-
tal, a fortiori, contempla como legítima
a la creación de cortesía en el grupo de
poder. Este discurso de la excelencia no
más de un siglo; una polémica, hoy casi
lelo continuado una literatura misógina,
por lo común clerical pero también laica,
y el misógino, compiten hasta el Barroco
en forma casi ritualizada. Uno exalta las
virtudes y cualidades femeninas y da deellas ejemplos. Otro se ensaña en los de-fectos y estupidez pretendidamente in-génitos del sexo femenino con una plan-
tilla de origen que habría de remitirse a
los Padres de la Iglesia o incluso a Aris-tóteles. Filóginos y misóginos repiten
jamás llegar a acuerdo —ni quizá preten-
ral, pase a ser un asunto polémico y po-
lítico. Los textos sagrados ya explicaban
que es eso, el derecho a la dignidad y al
tarde, luego tuvo que ser por la mañana.
mún. En el mejor de los casos la preten-
sión más alta a la que cabe apelar, si la
este era su castigo querido por Dios. Por
otra. Algo que era o querido por Dios, o,
nos ocurría. Esto es, lo que nos ocurre,
sumisión, violencia, miedo, debilidad.
en polémico. Empieza la polémica. Allí
es producto de la justicia divina; si lo so-
portamos ganaremos la paz del Señor.
cir, Dios castiga, y nos ha castigado a to-
justo también; y desentrañar la justicia
cabe, pero, así, en términos generales,
meterse al tribunal de la razón, razón no
cal. Pues bien, cuando la religión, gra-
cias a las consecuencias políticas de la
paz de Westfalia, gracias a la cronología
de Bayle, inventos modernos, la religión,
digo, deja de ser el lenguaje común deEuropa y empieza el desarrollo de las
¿cómo seguir explicando la sujeción de
qué o menos aún por referencia a cierta
Madame de Châtelet a favor, también ti-
Aristóteles. La justicia divina ya no es de
curso corriente. Ahora la clave será on-
entra en ella. Totalmente en contra, radi-calmente en contra, ninguna minucia,
es necesario hacer en la teoría política
orden de la naturaleza. Pero en todocaso, se ha sacado del conjunto de la
tradición, de lo admitido, la situación de
mujeres y llevarlas a todas al ámbito do-
ción. Con dos trazos estará todo claro. El
ría falta argumentarla. Hace falta hacer-
libro, por ejemplo, de Diderot, La Reli-giosa, que tiene que interpretarse en
clave feminista, sólo plantea la elección
ble tiene que ser la educación la que la
haga más fuerte; como bien dice en Laeducación de Sofía, Sofía no puede ser
para que tenga juicio ni criterio, porque
vayan las mujeres a servir para Dios, li-
pacidad, no lo podría soportar. Así que
tenían claro y no lo disfrazaban. Eso es
casi de agradecer. A mí en particular me
tra la libertad de las mujeres 3. Diderot
mantiene que hay algo de atroz en esto.
«mira qué bien, qué clarito está». Esteconjunto polémico es la trama teórica
Y por lo que toca a la elección matrimo-
en vez de casarlas sin oírlas, se les pre-
nalismo y la tradición moderna, es cier-
la que se las va a casar no les repugna. Una de las obras teatrales más famosas
en este periodo en España es El sí de lasniñas de Moratín. Su sana doctrina se
cierra en que si se las casa, que ellas es-
Este tipo de elección de estado sólo es válido para los países católicos que es donde el monacato sigue
existiendo, pues en los países reformados se ha abolido el monacato, con lo cual no tienen este problema.
sobre ella, sólo lo pensaba; el XVIII lo
hizo. Realizó la Declaración de Virginia,
esta agenda está por cumplir? Y es la de
Derechos del Hombre y del Ciudadano,en Francia. Pasó las ideas del limbo teó-
rico al asunto político-práctico. Inventó
let? que en esto también era clarísima.
saber, al menos, nuestras vidas se harían
distraen. Ella en particular se distraía es-
tudiando a Newton y escribiendo Loselementos de la física de Newton, un li-bro fantástico, gracias al cual casi todos
estaba restringido a la opinión y en una
parte reducida de las nuevas élites. To-
atenían sólo a las gentes que eran capa-ces de leer, escribir, argumentar y sercapaces de pagarse una edición de im-prenta. Si ahora este grupo es todavía
pequeño, en el XVIII era minúsculo, aun-que ello no quita que profundamente in-
El siglo XVIII caminaba deprisa. Lo que la
partido también. Al principio, el ridículo,
mo. Cuando ya la vindicación aparecióclara, se llegaron a predicar cosas como
Por lo tanto, ¿cómo tendrán las mujeres
que elección matrimonial, el casarse por
inclinación, era malo y poco inteligente.
intervino, dijo: «no es verdad que quera-
de nada, o incluso se tienen cierta ojeri-
llegarán a tomarse afecto; conseguirán,
sido así, no es de ahora, ya tiene antece-
vindicación no altera el orden; esta es la
mejor que el matrimonio por elección.
deslizante». Se empieza por la elección
cajón y vieras todas las fichas y cómo se
inocentes, al final lo que ocurrirá es que
de tener, y perderán con él también elrecato, y al final perderán la honra que
sa, además. En los Emiratos Árabes y en
no van a ningún lado. No entra en el or-
dad. Y además está con otras como ella,
con él, mi esposo, Alá con los dos, los
pacios de libertad. De la libertad que era
ción. Nosotras hicimos lo mismo, nues-tras antepasadas hicieron eso, y por lotanto lo tenemos que entender. Natural-mente que lo tengamos que entender,
no quiere decir nada más que lo tene-mos que entender con la cabeza. No po-
Vindicación de los derechos de las mu-jer. Ya tenemos aquí, como decantado
de un siglo de polémicas, un texto, unconjunto teórico de una entidad mucho
pero relevante, todas las elites ilustra-
los sobreentendidos políticos de todo el
se siguen de las premisas que emplea.
con ellas, realizándolas, se sale de casa.
lonias británicas en la idea de que lo que
sino que se atreve a escribirlo. También
que se admita que es política, como lasdemás. Pese a Rousseau, pero con sus
las. Es lo que trasciende en toda su Vin-dicación, que nos sigue sonando tan
ción empezó hace mucho. ¡Cierto! Co-menzó hace mucho, lo que pasa es que
global por sus protagonistas. Allí apare-
es una de las tradiciones políticas pro-
revolución. Y Mary Wollstonecraft escri-
se lo dice, cómo lo dice, contra qué ar-
be en el París revolucionario su Vindica-ción. Nunca olvidemos esto. Las france-
sas, bastantes, se ocupan de la política
por primera vez y de una forma nueva.
estable. Tiene tres siglos a la espalda y
Tomemos algún ejemplo sobresaliente.
La Vindicación está publicada en plena
brillante, efervescente, donde se unen la
tiéndose con la independencia de las co-
Stowe, con una novela, en su caso, Lacabaña del tío Tom, sobre el asunto de
«mujer». Ese es todo el cambio. La remi-
tió a la Asamblea por si aquel texto tenía
resonancia; en ella la gente llora, aplau-
para los padres de la patria cierto inte-
nísimo, es raptado, llevado a otras tie-
algo también oblicuo —que si conocía a
tal o cual, o si había estado no sé dón-
de—, fue decapitada. Nadie la subió al
por el camino inteligible, se nos harían
a la fama por ser la autora que ha reali-
frente moralista, sólo y en último térmi-
cir todo París, va a su obra, habla de su
de Gouges se le aplicó primero el ridícu-
lo, «esa, que se ha creído que es un Ro-
Francesa declara abolida la esclavitud.
traficantes de esclavos. Hicieron suposi-
ejemplo, esto se transformaría en la re-
pública de la lujuria». Y al final se la eli-
ya se verían las caras. En cuanto acabó
la revolución, por lo demás, Francia de-
claró reestablecida la esclavitud, la vol-
Sintiéndose fuerte por tal éxito, Olym-pe de Gouges, cuando leyó la Declara-
ción de los Derechos del Hombre y delCiudadano, decidió completarla. Y es-
Así se cerró la primera ola del feminis-
y la condición de posibilidad del resto,
sin embargo, normalmente no se la cita.
lada pesa bastante la norteamericana.
del XIX, pusieron las bases de todo el de-
Y parece que la fase europea, por así de-
cir, del feminismo, no les interesa dema-
por la fase sufragista, donde, en efecto,
rente europeo de toda la polémica ilustra-
penas sólo pueden ser de multa o de cár-
na estrategia: cercena más de cien años
azotes, ni a vergüenza, ni a amputación
ni a todo lo que era corriente en el Anti-
todo, nos hace aparecer a Europa yAmérica como sociedades distintas,
familia, se anquilosa. En los códigos ci-
viles de corte napoleónico, las mujeresquedan declaradas menores de edad y a
disposición de sus padres, tutores o ma-
ridos, sin capacidad económica ni jurídi-
ciaba Poulain de la Barre, la minoría de
cionalista a todos los códigos, los civi-
les, los penales, los comerciales: unidad
Por lo tanto ¿qué ganaron, por así decir,
difícil de todo, porque cada artículo se
las mujeres en el paso del Antiguo Régi-
iba saliendo, y este salió por poco mar-
gen, se dicta: «Que es deber de las mu-jeres de este país asegurarse el sagradoderecho del voto». Sagrado derecho de
voto. La Declaración de Séneca la hacen
seguridades y de libertades, antes o des-
la puerta. Al principio, la puerta puede ser
nas son cristianas. Más, bastantes muje-
res son cristianas cuáqueras. Más aún,recordemos que los cuáqueros son unaiglesia inspirada, es decir, que la letraimporta menos que el espíritu. En las
reuniones de los cuáqueros no hay ser-món ni rezo. Toda la comunidad, la
Asamblea, se sienta y si aparece el espí-
nos costó, nos costó toda la segunda ola
ritu y comunica algo, pues se habla, y si
ción de Séneca Falls. En la capilla wesle-
licionista, que han trabajado en intentar
píritu se lo puede decir a cualquiera, de
abolir la esclavitud, se reúnen y firman
lo que llaman la «Declaración de senti-
fiesto de la segunda ola del feminismo.
píritu y por lo tanto también pueden las
bas que el derecho civil pone a la liber-
mujeres dirigir la congregación. Y varias
las que firman la Declaración de Séneca.
lidas. Se enumeran también todas lastrabas penales y se dice que no son
equitativas. Y por último, lo que fue más
francés al espiritualismo de los cuáque-
pasa en el fundamentalismo a día dehoy, porque tenemos los referentes que
En la Declaración de Séneca llegan a de-
desde otras tradiciones políticas esto no
se perciba, pero desde la nuestra se ve.
una forma de sujeción. Es más antigua y
la libertad. En fin, prosiguiendo, ¿qué
entonces había que cruzarlo en barco devela, se tardaba y era peligroso), parareunirse con abolicionistas británicos;primero para intentar abolir la esclavi-
tud de uno y otro lado, y más tarde paraabolir también la trata. Todo ello tuvo su
vimiento sufragista, que fue inmenso.
sería la sorpresa de alguna de ellas, en
las, le fue indicado que debía dárselas a
un hombre para que él las leyera: «dése-
las a este caballero que las leerá. Es in-
décadas. En cuanto a los derechos polí-
nario a hablar en público; en Inglaterra
tención, que, durante cuarenta años los
ted en su palco, si es posible con la cor-
volvíamos a la situación legal del Códi-
mos a ser exhibicionistas, irá escuchando
delito; el Estado se hacía garante y ven-
guía a la adúltera a la que encerraba seis
años en la cárcel. A veces yo digo, «qué
historia en directo». Es bastante verdad.
tener todos los hijos que Dios quiera. Pero pudiera suceder que por cualquier
este fin, que es el objetivo más grande y
fuera del orden compartido pasa la criba.
edad —se llega a decir así—, que impida
El orden era el de la domesticidad, el ar-
que había ganado en toda la línea: en la
pecial sensibilidad. A vivir así para los
bienes dotales y no te puedes casar. Laseuropeas todavía tienen un sistema de
clusión, ¿no sería bueno que las muje-
de parientes que no se sabe si serán be-
mántico de la vida alegre, que no sé si
cómo subsistir? ¿Por qué no ser institu-
que a algunos, la pestaña sí se les alegra
trices? ¿Por qué no ser enfermeras? Por-
porque nos llevaría muy lejos. En el ideal
brar por cada una de esas cosas, si tene-
tal regla. Los moralistas no habían baja-
estaría bien que se crearan instituciones
vista su primera percepción: «Éstas lo
go nos den un título, pequeño, pero que
pendencia. ¿Por qué hasta el día de hoy
reformadores educativos, que de algu-na manera pertenecen a nuestra tradi-
dos, dentro del orden, hasta que se llega
a las profesiones superiores. ¿Cómo ar-
fáciles de ocupar. Se llegaron a decir co-
tienes sitio. Sólo cabe pretender que se
la infancia es lo nuestro, se afirmó.
no de la naturaleza, como los ornitorrin-
Te la tienen que conceder: «Sí, es ver-
carse donde no está previsto. Ellas, por
rán. Las mujeres que son admitidas a tí-
tulo de excepción, argumentan tambiénexcepcionalmente: poseen, dicen, ex-
nían parte de atrás. Véanse las ordenan-
acudir, de una en una y por excepción.
pañeros, que sería indecente, sino cerca
del profesor; y cuando la clase se acaba,
la señorita es recogida y vuelta a llevar a
la primera sala, donde espera la siguien-
te clase, para que no se produzca escán-
dalo. Y esto, así, en España, hasta 1911.
esta: «Fulanita de tal, ante V.M.E. respe-tuosísimamente expone: Que habiendo
Medicina, si V.M.E. está de acuerdo».
excelentísimo y magnífico. El señor Rec-
escribe un artículo que titula Ruge la ca-
los siguientes términos, que esto en ver-
verna, sólo para contar qué es lo que
ha pedido ser admitida a clase. Y yo pre-
versitarias. Extraordinariamente duro.
cesoras a título de excepción. Pero ellas
ella». ¿Iban a decir los claustrales que
da a sus clases; y aquella señorita tiene
derecho, un poder es y ha sido, «¿están
ta la puerta, allí ser dejada en manos del
una sala especial, la sienta y cuandoempieza la clase, el profesor y el bedel
ñorita asiste a clase, no entre sus com-
ción, los tres años que tarda en fabricar-
lamentos fue más difícil. En algunos lu-
chos políticos han sido los últimos. Re-
país fueron las asociaciones de mujeres,lo que quedaba vivo, que era bastante,de la lucha por el sufragio. A la Declara-ción del 48, lo que nos da pistas, se opu-
so todo el bloque del Este. Argumenta-ron que allí se hablaba de derechos
creía que los derechos o eran colectivos
tículos de la Declaración hablan de los
derechos colectivos. Pero ni así la firma-
ron. No la firmó tampoco Sudáfrica, que
demos en el camino: Eleanor Roosvelt. Nunca olvidemos que Eleanor Roosvelt
zara la Declaración Universal de los De-
cemos a la tradición liberal de los dere-
chos individuales. Y esto hay que sabér-
del Atlántico. E incluso en naciones que
Arabia Saudí es conocida. Si estos dere-
dos en el Corán y ya que no están en el
un movimiento global. Es además inter-nacional y se define como internaciona-
Ahí se cerró la segunda ola del feminis-
mo. Cien años, esta vez. De 1848 a 1948,
políticas y en las exposiciones interna-
ción superior, aunque no el ejercicio de
en las internacionales socialistas, donde
ro, que alguna sigue cerrada todavía. La
aparece el feminismo socialista. A la in-
consecución de los derechos políticos.
pletada. Así que todo el mundo dijo: «Se
acabó el feminismo, ya ha cumplido». El ocaso del feminismo, Se ha acabado
para recordar a toda la Internacional So-
el feminismo o Ya no hace falta el femi-nismo. Todo el mundo cerró la carpeta y
qué más queréis!». ¿Quién iba a esperar
remata con la Declaración Universal delos Derechos Humanos. Conozcamos
Harriet Taylor fueron el principal aporte
del constructo teórico-político que tenía
detrás—. Su agenda la constituyeron los
produciendo víctimas en la parte contra-
bastante menos y a un costo terrible.
movimiento feminista en todas las na-ciones de Occidente, a uno y otro lado
La agenda de esta tercera ola es compli-cada: la plenitud de los derechos civiles
los derechos sexuales y reproductivos.
Europa, pero a la vez en Berkeley, a la vez
les y reproductivos, «mi cuerpo es mío»
también en América Latina. Es un bullir.
en la formulación que se ha hecho clási-
ca, cae fuera del orden que, aún sin que-
rerlo, el sufragismo respetó. Yo conocí
tura y un relevo de élites. Pero es un fe-
de la tercera ola encuentra el encaje teó-
años y nosotras veinte, que habían sido
nalísima y extraña, porque estaba escri-
ta en el 49, El segundo sexo, de Simone
que ya no nos podían seguir. Ellas perte-
pieza a leer en serio y a poner en prácti-
ca es en el 68, y se convierte en la pauta
teórica-explicativa de que se dispone.
acerca del pasado inmediato, fantástica,
el aborto, aparecía el pánico. Nosotras
La mística de la feminidad de Betty
nuestra intención enterrar la antigua de-
aportar 4—, completan el corpus teórico
completa la vida que traemos. Y ello ini-
Aquí, por ejemplo, Lidia Falcón, Aurelia Campmany, Victoria Sau y una plétora de obras colectivas.
No ha sido fácil esta agenda. Está en trá-
mite, en vuestros países, en la mayoría
está en todavía trámite legal. ¡Y con
el divorcio que tenía mayor consenso.
hubo que ir a la parte dura de la agenda,
conocía el divorcio les parecía bien. So-
bre el resto tenían sus ideas. Divorcio sí,
se es libre. «Mi cuerpo es mío» la terce-
nes. peor todavía, recuerdo un mitin.
ra ola lo afirma radicalmente. Sin esta li-
y, cuando me levanto, empiezo a notarque me tira de la falda el jefe de filas
¿Tiene una mujer que ir a la cárcel por
del partido en cuestión y comienza a su-
no me diga nadie que es un delito penal.
Sí lo es el infanticidio. Y lo seguirá sien-
do. Por ello, todas nuestras leyes son le-
digo o no lo digo. Añádase que en las fe-
chas había que decir una paráfrasis, no
se podía siquiera pronunciar el término;
se sustituía por una paráfrasis, de carre-
rilla, y en público, se decía «estamos a
maba “¡abortista!”; y ya estaba armada.
Tú, a la paráfrasis, pero el otro traducía,
porque no era tonto y sabía de qué esta-
te saber que no existe el octavo color.
No nos podemos inventar el argumentodefinitivo y nunca oído, como nadie
iris. Conocer la historia de la vindicación
ayuda; conocer incluso los extraños tra-
eclesiástica también ayuda a situarlo.
existencia del techo de cristal. La pari-
dad consiste en abatir el techo de cristal
los que pretenden detener las medidas.
Enredar para que la reforma no ocurra. Las confesiones religiosas se encallan
igual inventarse el octavo color del arco
ción positiva. Discriminación positiva es
cierto objetivo final. Por ejemplo, maes-
contra el sentido común. Sólo un funda-
blástula, que sólo se ve con microscopio
ciones. ¿Por qué? Porque es objetivo del
completo. Se juega el último bastión del
todo. Si es posible, lo mejor es sobrepa-
quen peores notas, se les dará un plus y
entrarán. Eso es discriminación positiva.
creo que en definitiva se lo ahorre, pero
el cincuenta por ciento de una lista elec-toral deben ser mujeres. Eso es una exi-
da, la paridad. A la pregunta de qué que-
sabemos, la discriminación. Con el siste-
todo. ¿Y por qué?, ¿y por qué no? Argu-
méntame por qué no. Dame tú el argu-mento nunca oído sobre mi incapacidad,
los bienes y de los derechos. Y el siste-
títulos, en las escalas jerárquicas y de
acudir a ellas, dentro o fuera del progra-
res? pues las vais a tener; las que yo os
diga. Si sólo se cumple la exigencia nu-
familia, en el sentido amplio o restringi-
do, o las fieles, buenas y sumisas. Lo va-
este momento está produciendo algoasombroso: la autoconciencia de las
delante. El objetivo paridad, las leyes de
está construyendo como sujeto político.
puede dar el socialismo en un solo país,
solo país o en un solo bloque civilizato-
sólo somos internacionalistas por ética,
que también, sino por necesidad. Nosduelen en carne propia los abusos sobre
de los ojos y nos recuerdan qué frágil es
ñan en ella?, ¿cuántas no están en la se-
gunda todavía?, ¿cuántas no están en laprimera? La Tierra en grande y todas las
agendas están abiertas, por páginas di-
ción y también vernos. Por eso, aliadas
ferentes. Por eso yo sólo quería poner el
reloj en hora. Y os doy las gracias por la
me. Ha llevado lo suyo. Muchas gracias. COMENTARIO A LA CONFERENCIA DE AMELIA VALCÁRCEL Alicia Miyares
diferente de ser varón. Pero ser mujer esnacer condenada a minoría de edad per-
petua». ¿Por qué? Por el sexo en que na-
cribió las raíces históricas y teóricas del
hay que hacer? Romper esta situación.
¿Por qué? «Porque la inteligencia, decía
tual y cómo se llegó a constituir en el
Poulain de la Barre, no tiene sexo». Así
movimiento internacional que hoy es.
se procede a dar el salto a la vía autorre-
fases, pero también Valcárcel trazó el
rar al feminismo como la teoría social y
cárcel si no aparece la ilegalización de la
tradición que es el cartesianismo, el fe-
sexos y las vías de argumentación utili-
por obra de un abuso o un mal uso de latradición. A todo efecto, esta ilegaliza-
ción de la tradición sigue presente en el
tración y nace como discurso crítico, uti-
lizando las categorías universales de lafilosofía política contemporánea. El fe-
Ahora bien, de acuerdo a la tradición las
las propias declaraciones universales. El
masa precívica sujeta al orden divino y,
esta injusticia sexual. La vía argumenta-
o sujetas al orden natural de las costum-
cárcel: «¿Qué es ser mujer? Ser mujer,
bres, debido a nuestra específica «natu-
moral de la sociedad. Así pues, el deste-
llo de libertad que supuso para las mu-jeres la Ilustración, al apropiarse del mé-
dónde alcanza nuestra libertad, a quié-
no por vía argumentativa, sino por el ri-
dículo o el frente moralista. Como afirma
fundamentos sobre los cuales las teorías
políticas construyen el modelo de socie-
dad. En definitiva, la teoría política no
frente político que les diga políticamen-
te no. Se enfrentan primero al ridículo.
ta, en el que las mujeres por primera vez
mos relevantes y cuáles no; la teoría po-
pulsadas de él por vía de la mofa y el ri-
dículo. Después aparecen los moralis-tas, cuando el ridículo deja de funcionar:
sido la primera corrección fuerte y signi-
petar y cuáles no… y contra este frente
líticas probablemente más homogénea.
sido el de ilegalizar políticamente la de-
tos años a la espalda. A día de hoy el fe-
cel, es una teoría, que dice qué es rele-vante y cómo ha de ser interpretado elmundo. Es una agenda, lo que hay quehacer; siempre hay una agenda. Un
movimiento, es decir una serie de gen-te que se compromete con la agenda
ciado teórico desde el que se abordó, en
el II Encuentro de Mujeres Líderes Ibero-
Comentario a la conferencia de Amelia Valcárcel
americanas, la situación de América La-
den tutorial previo a la modernidad.
tina. Un análisis en torno a la democra-
Una parte de la producción de sentido la
la Religión del Estado, el poder religioso
ni puede ni debe interferir en lo público.
La religión no es superior al poder políti-
beligerante de la Iglesia hacia el recono-
democrática establece que la política es
referimos al aborto. Pese a que en el or-
político es espuria, lo cierto es que mu-
chos países prefieren ceder a la influen-
cia vaticana antes que legitimar deman-das políticas. En el caso de América
te moralista que representa la Iglesia Ca-
gión del Estado nos aparece ya la prime-
tólica: «Un claro ejemplo es la celebra-
ción del “Día del no nacido”, fijada el 25
democrática: la injerencia de la Religión,
de marzo —día de la Anunciación—, esta
Estado y sus leyes es constante. La clase
Dominicana» 2. El frente religioso impi-
contra un dogma religioso 1. En el II En-
injerencia de los credos religiosos en el
América Latina se vive una suerte de or-
Marta Lamas, «Género, desarrollo y feminismo en América Latina», en La nueva agenda de desarrollode América Latina. Pensamiento Iberoamericano, nº 0, segunda época, p. 139, Madrid, 2007. 2
sión salvar las conciencias de la ciuda-
mas sociales presentes en la sociedad.
te interrumpidos por la profunda des-igualdad social. La desigualdad fragiliza
nabilidad y el desarrollo institucional.
política está sometida a reglas. La inter-
acción social de acuerdo a reglas se re-
ejercer sus derechos de ciudadanía 3. La
en relación con los demás. Por lo tanto,
el ejercicio de los derechos políticos.
relaciones sociales para que todo indivi-
de los derechos políticos. De ahí que la
toda sociedad se ordene en torno a la in-
al descrédito de las élites políticas, se
interacción social y derechos en Améri-
que interrumpen la plena convivenciademocrática. Es una realidad que nunca
antes América Latina contó con regíme-
llegado a la plenitud de los derechos ci-
viles, de los derechos políticos, de los
institucional en la región integra sólo a
muchos países de América Latina las le-
Valcárcel, tan importante es reformar el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2004. Comentario a la conferencia de Amelia Valcárcel
los países. Como se afirmó en el II En-
cuentro existe una fractura difícil de sal-
modelos de democracia son más elec-toralistas, que modelos que aseguren y
Históricamente la confluencia en la vin-
«clase» y «sexo/género» se ha resuelto
la sociedad civil apenas sí se canalizan
ciones de «clase» en el siglo XIX y buena
parte del XX, que ponían en cuestión ladesigual distribución de la riqueza,
acentuaron, sin embargo, la división se-
los democráticos que incluyan las vindi-
xual del trabajo al diferenciar de manera
abierta entre trabajo productivo y repro-
miento de los derechos civiles y políti-
cos de los grupos étnicos y culturales yestablecimiento de políticas redistributi-
A día de hoy el concepto «clase» resulta
vas de la riqueza que cierren la profunda
brecha existente entre una minoría de la
plicar todas las formas posibles de opre-
pobreza intolerable». Ahora bien, las de-
sión, sobre todo la opresión de las mu-
también en desigualdades normativas yculturales que escapan a criterios distri-
plotación, alienación y carencia de opor-
ción que se confabulan en torno a la ca-
tegoría «sexo/género». Cuando se pone
el énfasis en el concepto «clase» para
desigualdades, la opresión y la subordi-
nación ejercida sobre las mujeres se en-
mo se inicia dentro de los círculos aboli-
orden. Así pues, la vindicación de «cla-
se» no abate la estructura androcéntrica
y patriarcal. En el II Encuentro de Muje-
de ideología liberal. Las mujeres partici-
ció que la vindicación de «clase» asocia-
de firmas y peticiones abolicionistas 4.
da a la estructura patriarcal presente en
la región impide que las políticas socia-
servadores, lo que suscitó la controver-
sia sobre los derechos de las mujeres 5.
rentes de las políticas redistributivas:
la esclavitud llegaron a la conclusión de
acceso a los recursos productivos —pro-
que entre ésta y la situación de las muje-
piedad de la tierra y de las empresas, ca-
res, aparentemente libres, había más de
y de ahorro—, acceso a la educación y la
se truncó una vez finalizada la guerra ci-
de modo activo la Unión comprobaroncómo en 1866 el partido republicano,
Por otro lado, la confluencia vindicativa
de «raza» y «sexo/género» histórica-
del voto extendía este derecho a los es-
El papel de las mujeres en el gran movimiento abolicionista fue crucial, no sólo como asociadas, sino
como promotoras y propagandistas. Por ejemplo, el alegato contra la esclavitud más leído y popular, fuela novela La cabaña del Tío Tom (1852), de Harriet Beecher Stowe (1811-1896). 5
En 1837 tuvo lugar en Nueva York el primer Congreso antiesclavista femenino. Las hermanas Grimké re-
alizaron giras de conferencias por diversas ciudades de Nueva Inglaterra. Denunciaban la complicidad delas iglesias en el mantenimiento de la situación de inferioridad de los negros. La reacción fue inmediata: laasociación de pastores congregacionistas publicó una carta pastoral que sostenía que el papel de las mu-jeres no consistía en tratar asuntos públicos. 6
En 1838 Sarah Grimké en sus Cartas sobre la igualdad de los sexos y la situación de la mujer escribía:
«Me regocijo porque estoy convencida de que a los derechos de la mujer, lo mismo que a los derechos delos esclavos, les bastará con ser analizados para ser comprendidos y defendidos, incluso por algunos delos que ahora tratan de asfixiar los irreprimibles deseos de libertad espiritual y mental que se agitan en elcorazón de muchas mujeres y que apenas se atreven a descubrir sus sentimientos». Citado en Antologíadel feminismo, Amalia Martín-Gamero (comp.), Alianza, 1975, p.102. Comentario a la conferencia de Amelia Valcárcel
grupo se refuerza, por la segunda se exi-
plícitamente el voto a las mujeres. Ni los
ción normativa de la categoría «sexo».
que proceden de las ideologías, normasy estereotipos sexuales. Y este compro-
En América Latina, a día de hoy, el ries-
«raza» y «sexo/género» se halla en la
«resguardarse» en la noción de «identi-
noción de «identidad» que no significa
miento de los derechos civiles y políti-
culturales, que aplicada a las mujeres.
A un grupo étnico o cultural se le margina
noce nuestra especificidad basada en ladiferencia sexual. Independientementede la raza, clase o cultura a la que perte-nezca, por ser mujer tendré que dar
cuenta de una feminidad normativa im-puesta: la feminidad es una construc-
El modelo clásico de ciudadanía se cen-
chos civiles y políticos. El feminismo ha
en torno a los sexos. Así pues, para mu-
identidad cultural o étnica; para las mu-
lo contrario: deflactar la identidad «ser
clásico de elección y participación, aun-
da en torno a la representatividad de las
aplicar políticas de reconocimiento para
chos civiles y políticos, el ideal de ciuda-
ce de derechos individuales, sociales ysexuales, sólo poseen «identidades nor-
ido abarcando una extensa y diversacantidad de situaciones: desde los dere-
sujeto político. Así pues, sostener uno u
cos o culturales. Son estos últimos dere-
didas políticas para garantizar el reco-
sujeto político, la identidad normativa y
propiedad de la tierra u optar a determi-
res. Como afirma Amelia Valcárcel, el fe-
tradición liberal de los derechos indivi-
ne nada que ver con el respeto mutuo ocon la elección individual. Como afirma
Walzer, «ninguna práctica cultural espe-
cífica se convierte en condición para la
sión cultural. Es esta concepción de ciu-dadanía universalista la que nos ha
M. Walzer (1998): Tratado sobre la tolerancia, Barcelona, Paidós, p. 46. Comentario a la conferencia de Amelia Valcárcel
res y varones y, por lo tanto, quiebra el
principio de igualdad. Así las cosas, la
en peligro la forma de vida colectiva.
está impidiendo la entrada en lo públi-
lectivos para las minorías culturales. La
pérdida, deseable, de la herencia cultu-
diversidad cultural es una realidad, pero
ral. Esta afirmación rige para todas las
rias, de ahí que en todas las culturas en-
a la aceptación de una ciudadanía plena
límite al «irracionalismo valorativo» del«todo vale». Y un buen límite es poder
analizar críticamente cuál es la posición
nía, se puede afirmar que una ciudada-nía plena 10 debe cumplir los requisitos
de elección, participación, distribución
ellos late un “vosotras” que no se men-
autonomía de los sujetos. La afirmación
cómo, dónde, por qué y a quién afecta la
carencia de libertad y cómo se materiali-
jeres» 9. Lo cierto es que el derecho a la
zan las prácticas de dominación de unos
igualdad entre los sexos establece lími-
tes para cualquier grupo étnico o cultu-
participación surge de la necesidad polí-
A. Valcárcel (2002): Ética para un mundo global, Madrid, Temas de Hoy, p. 41.
«La cuestión de saber hasta qué punto y en qué sentido se desea ser reconocida como mujer es, en sí
misma, objeto de profundas controversias. Pues resulta evidente que las mujeres han sido reconocidascomo mujeres en cierto sentido —en realidad, como «nada más que mujeres»— durante demasiado tiem-po, y la cuestión de cómo dejar atrás ese tipo específico y deformante de reconocimiento es problemáticaen parte porque no hay una herencia cultural separada clara o claramente deseable que permita redefiniry reinterpretar lo que es tener una identidad de mujer». S. Wolf, en Ch. Taylor et al. (1993): El multicultura-lismo y la política del reconocimiento, México, FCE, pp. 109-110. 10
Cfr. A. Miyares (2003): Democracia feminista, Madrid, Cátedra, Col. Feminismos, pp. 203-211.
está por cumplirse en partes del planeta
el debate público. Una ciudadanía parti-
XVII y XVIII las mujeres que hoy la deman-
denunciar las injusticias y sus causas.
esta vindicación mínima no altera el or-
Por su parte, la distribución equitativa
de la riqueza, sirve, a todo efecto, como
indicador social. Nos ofrece la radiogra-
fía pertinente de cómo transita o a quién
para eludir las invectivas del frente mo-
distribución equitativa de la riqueza esel principio fundamental a partir del cual
abordamos la justicia social y sexual.
to sufragista, a la vindicación de los de-
rechos civiles y políticos, intensificando,
a su vez, la vindicación de los derechos
como un igual. Este ejercicio de abstrac-
ción nos lleva, sin embargo, a concretar
enseñanza, ya que la educación es el pi-
los derechos civiles y políticos. De nue-
vo la argumentación, transcurrió dentro
dos». Como sociedades políticas quesomos en nuestras manos está el cam-
«unos» sobre los «otros», de los «otros»
ductivos. En este momento no cabeapelar a la decencia o al recato, frente aun orden moral que evita el reconoci-miento de estos derechos a las mujeres.
La realidad es que la vindicación de es-tos derechos sí altera el orden vigente,
Qué hay que hacer para erradicar la des-
es una construcción patriarcal que parte
«un ser para otros», mientras que el fe-
mo, la agenda fue mínima: libertad en la
elección de estado y acceder a una cier-
po es mío» y «lo personal es político».
ta educación. A día de hoy, esta agenda
Comentario a la conferencia de Amelia Valcárcel
tro en posiciones tan diferenciadas. Así
viles de las mujeres y permite que, a ni-
negar la aplicación de criterios parita-
rios, más bien se convierte en pertinen-
te preguntar por qué, pese a las eviden-
tes capacidades meritocráticas de lasmujeres, siempre en las escalas jerár-
pleta, por otra parte, con la vindicación
de paridad en la representación de lossexos. Como afirma Amelia Valcárcel, la
paridad es abolir el «techo de cristal»
político, mujeres y varones ostentan po-
las instituciones representativas y la di-
suficiente que un país o un bloque civili-
el liderazgo en aquellos países que ofre-
zatorio avance en igualdad. A día de hoy
no todas las partes del planeta están en
esta tercera fase de la agenda feminista,
dadanía deficitaria de las mujeres. Así
cracia plena, como se puso de manifies-to en el II Encuentro de Mujeres Líderes
luntad política y esa voluntad política,
plirse los criterios de voto individualiza-
electorales, sino corregir también los fa-
llos de representatividad. De ahí que el
dad asegura los derechos políticos y ci-
rrió todos los países, el movimiento su-
percibían como necesario abanderar lademanda de igualdad entre los sexos,
que si bien ponía del revés el orden he-
redado también se volvía contra ellos.
feminista en los años setenta y posterio-
vieron «la doble militancia» terminaron
res, lo hicieron asumiendo «la doble mi-
por abandonar la militancia en los parti-
dos políticos y se volvieron escépticas
das con la vindicación de igualdad entre
los partidos políticos decían ofertar.
dos políticos de izquierdas enfrentadosa las dictaduras aún existentes o enfren-
había que darle la vuelta. La realidad es
que la experiencia de «la doble militan-
es una teoría política. A día de hoy, el es-
dictaduras o la pugna por llegar al poder
fluencia necesaria entre los partidos po-
líticos —sobre todo de algunas mujeres
que militan en estos partidos— y el mo-
de los debidos», bien por resultarles ex-
cesiva «hasta dónde pensáis llegar».
sin un mínimo de confluencia es difícil
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